por PARTE 1:
Una alimentación adecuada es clave para alcanzar condiciones óptimas de crecimiento, reproducción y resistencia a enfermedades. Un productor exitoso es aquel que logra el mejor crecimiento posible con un Factor de Conversión más bajo.
El factor de conversión alimenticia es la relación que existe entre los kilos de alimento suministrados y la biomasa de peces obtenida. Idealmente, debe fluctuar entre 0,6 -0,9 en la fase de cría y 1,2 – 1,5 en la fase de engorde.
Además de los kilos requeridos para obtener una biomasa dada, es importante la proporción de cada tipo de proteína que se emplea durante cada fase. Alargar innecesariamente el suministro de proteínas más altas, no garantizará un mejor crecimiento y contribuirá a la contaminación innecesaria del ambiente de cultivo.
El suministro debe ajustarse de acuerdo con el número de peces y a la voracidad del consumo. Solo debe darse el alimento que los peces consuman con avidez. Observar el comportamiento de los peces al momento de suministrar el alimento no solo permitirá ajustar las raciones, sino que también nos dará indicios acerca de la calidad del agua (los peces comen poco si no es adecuada) y el estado de salud de los animales.
El alimento puede entregarse manualmente desde la orilla, en botes o empleando sistemas mecánicos y/o automáticos. Pero en todos los casos es fundamental una supervisión estricta para garantizar que no haya desperdicio de alimento.
En el caso de que deba recortarse la cantidad de alimento a entregar por día, siempre debe disminuir el número de raciones y no la cantidad a suministrar por ración, porque en este último caso se favorecería a los peces de mayor tamaño.
Si emplea una mezcla de alimentos, suministre siempre en primer lugar el que tenga el mayor diámetro para que los peces más grandes queden saciados y luego distribuya el de menor diámetro para que los peces que vienen rezagados coman sin problemas.
En la próxima publicación abordaré el tema de la alimentación en las fases de alevinaje y cría.
