¿Por qué decidimos desarrollar un cultivo en sistema IPRS?
Conocí el concepto de producción en “estanques divididos o particionados” en el año 2015 cuando participé en el RAPCO , el entrenamiento en acuicultura patrocinado por USSEC (U.S. Soybean Export Council). Inmediatamente, el tema captó mi atención y a mi regreso a Colombia quise montar un piloto, pero en ese momento no fue posible. Me parecía un concepto perfecto: un área de la piscina que concentraba los peces, característica que optimizaba el uso de la aireación, mientras que el resto era equivalente a un embalse, cuyas aguas recirculaban hacia donde estaban los peces. Esto evitaba el requerimiento continuo del agua y minimizaba las descargas de aguas servidas al entorno.
A partir de lo que se hacía en ese momento se llegó a un desarrollo que se nombró como IPRS (InPond Raceway System) el cual se extendió rápidamente en China. USSEC inició una campaña de promoción del sistema en las Américas, pero inicialmente en Colombia no hubo un interés inmediato en implementarlo.
Yo seguía convencida de las bondades del sistema y en 2019 los socios de la empresa que gerenciaba, decidieron construir el primer módulo de 3 canales, en un estanque de 1,14 hectáreas.
Paralelamente, junto con mi esposo, decidimos alquilar 3 estanques en de 0,7 hectáreas y 1,15 m de profundidad para desarrollar un proyecto personal, aunque el área y la profundidad de los mismos no se consideraba ideal. Pero a diferencia de Acuacultivos El Guájaro, no contábamos con los recursos para hacer un montaje en cemento. Por ello optamos por revisar la experiencia de algunos cultivadores de otros países que habían construido canales con geomembrana.

Usando los mismos planos diseñados para construcciones en concreto y con la asesoría de USSEC conducida por Jairo Amézquita y Esaú Arana nos embarcamos en esa aventura. Toda la obra la realizó mi esposo Renzo Fuentes con dos operarios, con cero conocimiento previo acerca del sistema.
Iniciamos la construcción en julio de 2019. Los desafíos no tardaron en llegar. La limitación de recursos económicos nos obligó a ser creativos y buscar alternativas ingeniosas rudimentarias.
Comenzamos con el alistamiento del área para ubicar el módulo. Como no contábamos con maquinaria para nivelarlo, el terreno se dejó con la pendiente que tenía hacia la salida. Se rellenaron algunos huecos que presentaba y se comenzaron a colocar los postes que conformarían la estructura. Este primer IPRS de dos canales se hizo con postes de eucalipto de 10 pulgadas que se forraron en plástico. Enterrados hasta un metro de profundidad.

Se mantuvieron las distancias sugeridas en los planos que en ese momento proporcionó USSEC, solo que en lugar de columnas de concentro, se colocaron los postes de madera.
Para darle estructura a la “pared”, se colocó malla electrosoldada de hueco de 15 cm x 15 cm y 6 mm de espesor la cual se pintó con una capa de epoxi-poliamida y luego con esmalte negro. La malla se fijó a los postes con grapas gruesas para cercar que también de pintaron.
Se compró geomembrana calibre 40 para garantizar la resistencia. Entonces vino el reto de fijarla adecuadamente. Optamos por fijarla a los postes con platinas de hierro de 1” de ancho x 3/16” de espesor, las cuales también se protegieron con pintura. Estas platinas se fijaron con tornillos golosos.
Como el ancho de la geomembrana es de 7 metros había que hacer uniones. Como no podíamos asumir el costo de contratar una empresa que lo hiciera con una termoselladora, decidimos hacerlo por cuenta nuestra. Para la pared se dejaron 2,0 metros, y el fondo 5,0 metros. El tramo para la otra pared se cortó de 2,20 metros para hacer una superposición de 20 centímetros.
Se limpiaron los bordes con pequeñas cantidades de gasolina, luego se retiraba el excedente y se pegaban los dos tramos con una pistola de calor. Se usaba una rueda plástica para ir repasando lo pegado. Compramos dos pistolas de calor para poder intercalar su uso porque se recalentaban.
Esa parte fue de lo más duro del trabajo debido a las elevadas temperaturas de la zona. Pero, aunque no se hizo de la manera más técnica, nunca se ha despegado.
Para asegurar la geomembrana en la parte superior y evitar que los bordes de la malla electrosoldada la rompieran, se colocó una manguera agrícola de una pulgada sobre la cual se enrolló el material y se cosió con nylon.
En la parte de abajo se colocó también manguera por todos los bordes internos, para tratar de mejorar la fijación del de la geomembrana, pero eso no funcionó bien.
El manto se extendió 3,7 metros hacia la salida, para conformar el área de recolección de excretas. 3 metros adicionales a los 22 metros que conformaban la zona de cultivo, y una “pared final” de 50 centímetros.
Hacia la entrada, donde se colocarían los posteriormente los deflectores, se colocó un tramo de 2 metros de longitud, en este caso con geomembrana calibre 30.
Quedó lista la estructura principal del canal. Y a continuación había que seguir con la parte compleja que era organizar las estructuras para colocar los filtros. Pero eso esa parte de la historia la desarrollaré en mi próxima publicación.